La fe también debe profesarse en la vida pública
Mons. Antonio Marino
La Plata (Buenos Aires), 18 Abr. 11 (AICA).- “¿Qué nos ha pasado a los cristianos que profesamos la fe en nuestros templos y nos olvidamos de ella en la vida pública?. ¿Por cuáles razonamientos olvidamos en la sociedad las exigencias de la ley divina y natural?”, interpeló el obispo electo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, al presidir la celebración del Domingo de Ramos, en la parroquia Nuestra Señora de la Luz, de la arquidiócesis de La Plata, en la que permanece hasta asumir su nuevo cargo.
El prelado consideró que “ante el vacío de altos ideales y el ataque a los valores que llenan de significado la vida de una sociedad, los cristianos no debemos resignarnos a permanecer pasivos. Con la mansedumbre de nuestro Maestro y la fortaleza de los mártires, debemos recuperar la capacidad de infundir un alma al cuerpo social tantas veces enfermo y malherido”.
“Las parroquias y comunidades cristianas, así como las diócesis, a través de sus instituciones, están llamadas a desarrollar una amplia creatividad donde, casi por milagro, veamos aparecer en este mundo, desquiciado por el pecado, las maravillas de una vida renovada por el Evangelio de la cruz de Cristo. Presencia misionera y solidaria en las situaciones de intemperie, ante el flagelo de la droga y del alcoholismo, de la desnutrición infantil, de la deserción escolar. Presencia, en especial, entre los jóvenes que, aun con ansias de vida plena, no encuentran cauce a sus ideales y van desorientados por la vida”, subrayó.
Tras recordar que en este Año de la Vida, pedido por el Papa Benedicto XVI “como recurso para una toma de conciencia más aguda acerca del valor sagrado e inviolable de toda vida humana, ante el peligro de leyes que pretenden legalizar el aborto como un derecho de la mujer, no podemos permanecer indiferentes”, exhortó a que “fieles a las enseñanzas del Santo Padre, que en todo concuerdan con las del Evangelio, nos interesa respetar, cuidar y promover la vida de todo ser humano en todas sus etapas y en cada uno de sus aspectos”.
El obispo insistió en que “los cristianos debemos sentirnos responsables de poner en práctica sus enseñanzas en la vida de cada día y de volver a impregnar este mundo con la mentalidad del Evangelio de Jesús”.
“Si nos proponemos celebrar bien esta Semana Santa, hagamos el propósito de buscar el cambio de nuestra mentalidad, dejándonos iluminar por el ejemplo de Cristo y el modo por el cual él quiso salvar este mundo: cumplir siempre la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos. Purifiquemos nuestra conciencia a través del sacramento de la confesión y acerquémonos a la mesa de la Eucaristía. Escuchemos su palabra y grabémosla en la memoria, para que impregne nuestros actos”, concluyó.
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