Wilhelm Reich sigue “educando”
Carlos Daniel Lasa
El Ministerio de Educación de la Nación acaba de publicar una revista de educación sexual dentro del Programa de educación sexual integral que patrocina. En la misma tapa de la revista se lee este apotegma: «Cuanto más sepan, mejor». La primera pregunta que nos surge es: ¿qué será aquello mejor a que nos conduzca el saber más acerca de las cuestiones referidas a la sexualidad humana?. La respuesta es sencilla: la mejor información permitirá hacer del sexo un mejor instrumento ordenado al placer, al goce sensual. Por eso la revista afirma que «La masturbación es un acto íntimo, es una de las formas que tenemos las personas de conocernos y darnos placer[1]».
Más allá de toda consideración de tipo moral, cabe preguntarse: ¿qué posición antropológica se esconde detrás de la propuesta de la revista del Ministerio de Educación en materia de educación sexual? Ciertamente que una concepción del hombre reducido a la dimensión sensible, lo cual equivale a un rechazo al valor de la filosofía entendida como búsqueda de la verdad y del bien. La única preocupación social y personal, en consecuencia, debe ser la de conservar e incrementar la vida puramente biológica. En la revista del Ministerio de Educación se consigna en letras de molde: «Necesidad de experimentar», y a continuación se expresa: «Para tener en cuenta: Muchas familias retamos a chicos y chicas cuando los descubrimos masturbándose, porque eso fue lo que nos enseñaron. De esta manera, sin darnos cuenta, transmitimos que el placer es algo malo, impuro y peligroso, cuando en realidad es parte de nuestra intimidad y un aspecto más de nuestra sexualidad»[2].
En realidad, el documento no expresa aquello que está en la base del mismo y que es señalado con toda claridad por Wilhelm Reich: «Los sentidos del animal humano, en el ámbito de sus funciones vitales, se despiertan de un sueño milenario»[3]. Y más adelante expresa: «El núcleo de la felicidad en la vida es la felicidad sexual»[4]. Como acertadamente señala Del Noce, esta antropología es la exacta inversión del platonismo en el sentido de la afirmación del primado del alma concupiscible.