viernes, 12 de octubre de 2012

Los cristianos deben comprometerse y promover la cultura de la vida - Mons. Antonio Marino

Los cristianos deben comprometerse y promover la cultura de la vida
Mons. Antonio Marino


Martes 9 Oct 2012, Mar del Plata (Buenos Aires), (AICA).- En la misa de clausura de las II Jornadas Marplatenses por la Vida y la Familia, el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, advirtió sobre "una extraña filosofía que viene en auxilio de un egoísmo de base, quiere convencernos de que, en el niño concebido, ese derecho a la vida no es un derecho absoluto. De este modo, la inseguridad que padecemos ha llegado también al lugar natural más seguro previsto por Dios para la protección de la vida naciente: el seno de una madre". Ante una cultura que le hace la guerra al niño por nacer, el prelado alentó a los cristianos a "no quedarse en la denuncia ni en el desaliento" y "comprometerse activamente en la promoción de la cultura de la vida".

"Mirando la cultura de occidente, se diría que nunca se ha declamado más la dignidad del hombre y de sus derechos inalienables como en nuestro tiempo. Un verdadero clamor, de suyo positivo, resuena en todas partes en defensa de los "derechos humanos". Pero ¡qué cruel paradoja! Cuando el reclamo alcanza su cenit, nos hallamos ante la más sombría contradicción del primero y más fundamental de esos derechos: el derecho a la vida", expresó el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino.

En la misa de clausura de las II Jornadas Marplatenses por la Vida y la Familia, advirtió sobre "una extraña filosofía que viene en auxilio de un egoísmo de base, quiere convencernos de que, en el niño concebido, ese derecho a la vida no es un derecho absoluto. De este modo, la inseguridad que padecemos ha llegado también al lugar natural más seguro previsto por Dios para la protección de la vida naciente: el seno de una madre".

El prelado criticó, en elíptica referencia a los jueces de la Corte Suprema, que "magistrados del más alto rango nos instruyen diciendo que la mujer tiene pleno derecho sobre su propio cuerpo", e interpeló: "¿podemos conceder que el embrión es, sin más, una parte del cuerpo de la mujer? ¿No nos demuestra la ciencia que en el óvulo fecundado ya está toda la carga genética que va a caracterizar e individuar de por vida al nuevo ser?".

"Entre el ser humano recién concebido y el hombre adulto no hay diferencia ontológica alguna, sino tan sólo distancia de tiempo y desarrollo de potencialidades. No estamos ante un ser humano en potencia, sino ante la dignidad inviolable de un ser humano en acto", recordó.

"¡Cuántas preguntas se acumulan ante los fundamentos que se invocan para defender lo indefendible! Ante el crimen de una violación ¿es lógico responder penalizando al único inocente, mediante otro crimen peor? El niño concebido, que algunos se niegan a mirar, ¿no es ya una persona y sujeto de derechos? Por otra parte ¿crecerá la audacia de los abortistas al punto de negar las secuelas psicológicas que el aborto deja en la mujer?", preguntó.

Monseñor Marino insistió en advertir que "en un país acostumbrado a la mentira, se argumenta manipulando cifras acerca de cuantiosas muertes por abortos inseguros, con la finalidad de sensibilizar las conciencias. Esto equivale a legalizar el delito para que corran menos riesgos quienes lo cometen, sin nunca pensar en la única víctima inocente. Aparte del crimen que nunca aprobamos, estadísticas serias muestran la baja incidencia real de dichos abortos clandestinos".

Tras señalar que la beata Teresa de Calcuta afirmaba que "la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto. Porque abortar es hacer la guerra al niño", dijo que "los cristianos no nos quedamos en la denuncia ni en el desaliento. Lo primero es sólo una parte y lo segundo niega la virtud fundamental de la esperanza".

"Nuestros encuentros, jornadas y congresos tienen la finalidad de la toma de conciencia en orden al compromiso. Ante la cultura de la muerte nos comprometemos activamente en la promoción de la cultura de la vida", destacó.

El obispo marplatense agradeció a los organizadores de estas Jornadas, y alentó la labor de las instituciones diocesanas que "trabajan con gran empeño por la vida en riesgo en sus diversas etapas", y mencionó: Ain Karem, Manos abiertas y el Hogar Madre de la ternura, Hogar de María, Asdemar, Fundación Conin, y tantas otras.

Por último, monseñor Marino exhortó a que "junto con la vida, y ante los avances indebidos de un Estado que viola el derecho de los padres de educar a sus hijos según sus convicciones morales, nos toca defender el genuino concepto del matrimonio y la familia", y dirigió una plegaria a la Madre del Dios de la Vida: "Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita".







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