Henri Boulad, el reformador
Luis Fernando Pérez Bustamante
Reproducimos la respuesta de Luis Fernando Pérez Bustamante a una carta abierta del jesuita Henri Boulard titulada “La Iglesia en el abismo” o también “SOS al Papa” y que está dirigida a Benedicto XVI.
Jesuita, 78 años, actualmente rector del colegio de los jesuitas en El Cairo, anteriormente superior de los jesuitas en Alejandría, superior regional de los jesuitas de Egipto, profesor de teología en El Cairo, director de Caritas-Egipto y vicepresidente de Caritas Internationalis para Oriente Medio y África del Norte. Es obvio que el padre Henri Boulad, sj, no es un cualquiera. Pero parece que la fama internacional le llega ahora tras haber escrito una carta al Papa Benedicto XVI en la que hace un análisis de la situación de la Iglesia, propone una triple reforma y la celebración de una “asamblea general” -no le gusta la palabra concilio- para abordar la situación.
No he podido evitar la tentación de comentar su análisis. Dice el jesuita egipciolibanés:
1. La práctica religiosa está en constante declive. Un número cada vez más reducido de personas de la tercera edad, que desaparecerán enseguida, son las que frecuentan las iglesias de Europa y de Canadá. No quedará más remedio que cerrar dichas iglesias o transformarlas en museos, en mezquitas, en clubs o en bibliotecas municipales, como ya se hace. Lo que me sorprende es que muchas de ellas están siendo completamente renovadas y modernizadas mediante grandes gastos con idea de atraer a los fieles. Pero no es esto lo que frenará el éxodo.
No le falta razón, aunque dudo que la renovación de los templos católicos busque atraer a los fieles. No conozco a nadie que vaya a la parroquia porque hayan repintado las paredes.
2. Seminarios y noviciados se vacían al mismo ritmo, y las vocaciones caen en picado. El futuro es más bien sombrío y uno se pregunta quién tomará el relevo. Cada vez más parroquias europeas están a cargo de sacerdotes de Asia o de África.
Hombre, en Europa las cosas no andan bien. Pero la Iglesia Católica es mucho más que la Iglesia en Europa. Por ejemplo, en Colombia hay seminarios que están deseosos de “exportar” seminaristas, porque casi no les caben. Si en siglos pasados Europa envió curas y misioneros a otras partes del mundo, no tiene nada de particular que ahora ocurra lo contrario, aunque estamos todos de acuerdo en que lo ideal sería que las vocaciones crecieran de nuevo entre los europeos “nativos".
3. Muchos sacerdotes abandonan el sacerdocio y los pocos que lo ejercen aún -cuya edad media sobrepasa a menudo la de la jubilación- tienen que encargarse de muchas parroquias, de modo expeditivo y administrativo. Muchos de ellos, tanto en Europa como en el Tercer Mundo, viven en concubinato a la vista de sus fieles, que normalmente los aceptan, y de su obispo, que no puede aceptarlo, pero teniendo en cuenta la escasez de sacerdotes.
Creo que son muchos más los que no lo abandonan y además guardan el celibato. Y en mi opinión, lo que los obispos deberían hacer con los curas que viven en concubinato a la vista de sus fieles es, si no aceptan arrepentirse, retirarles inmediatamente del sacerdocio y confiar en que Dios sabrá proveer su sustitución por medio de sacerdotes santos de sus diócesis o de otras diócesis. Soy de la opinión de que es preferible no tener cura a tener un cura que vive abiertamente en pecado.
4. El lenguaje de la Iglesia es obsoleto, anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época. No se trata en absoluto de acomodarse ni de hacer demagogia, pues el mensaje del Evangelio debe presentarse en toda su crudeza y exigencia. Se necesitaría más bien proceder a esa “nueva evangelización” a la que nos invitaba Juan Pablo II. Pero ésta, a diferencia de lo que muchos piensan, no consiste en absoluto en repetir la antigua, que ya no dice nada, sino en innovar, inventar un nuevo lenguaje que exprese la fe de modo apropiado y que tenga significado para el hombre de hoy.
Aquí ya vamos entrando en materia, ¿verdad, padre Boulad?. A ver, usted pretende que la Iglesia predique un evangelio crudo y exigente inventándose un nuevo lenguaje. Y yo le pregunto: ¿qué palabra nos inventamos en vez de pecado?, ¿cuál en vez de conversión?, ¿cuál en vez de condenación?, ¿cuál en vez de salvación?, ¿cuál en vez de gracia?, ¿cómo pretende decirle al `hombre de hoy´: “Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo, pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro” (Hch 2, 38-39)?. ¿Cómo le decimos a nuestros conciudadanos: “salvaos de esta generación perversa” (Hech 2, 40)?, ¿habla usted de novedades y de innovaciones, padre?. Mire de lo que nos advirtió uno de los apóstoles: “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas" (2 Ti 4, 2-4).
5. Esto no podrá hacerse más que mediante una renovación en profundidad de la teología y de la catequética, que deberían repensarse y reformularse totalmente. Un sacerdote y religioso alemán que encontré recientemente me decía que la palabra “mística” no estaba mencionada ni una sola vez en “El nuevo Catecismo". No lo podía creer. Hemos de constatar que nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática y se dirige muy poco al corazón y al cuerpo.
¿Por qué esa dicotomía entre la fe dogmática y la fe vivida con pasión y entrega al Señor?. ¿Acaso ignora usted que el Doctor Angélico fue también místico?, ¿cómo van los fieles a alcanzar cierto grado de misticismo si no empiezan por saber de verdad que Cristo es verdadero Dios, verdadero hombre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero?, ¿qué tipo de fe es aquella que no está anclada en el dogma que la protege contra “todo viento de doctrina"?. La fe, como bien se ha encargado de decir el Papa en repetidas ocasiones, no es mera doctrina, pero no hay fe católica si no está arraigada en la sana doctrina. De hecho, existen movimientos eclesiales que van por el buen camino. Saben combinar perfectamente la sana doctrina y la vida espiritual de conversión y comunión con el Señor.
6. En consecuencia, un gran número de cristianos se vuelven hacia las religiones de Asia, las sectas, la new-age, las iglesias evangélicas, el ocultismo, etcétera. No es de extrañar. Van a buscar en otra parte el alimento que no encuentran en casa, tienen la impresión de que les damos piedras como si fuera pan. La fe cristiana que en otro tiempo otorgaba sentido a la vida de la gente, resulta para ellos hoy un enigma, restos de un pasado acabado.
Sí, le reconozco que el mal es tentador. Que atrae más el que te digan que eres Dios (new-age) a que te pidan que te conviertas a Dios. Que a muchos les resulta la mar de atractivo eso de buscar el contacto con los espíritus de los muertos. Y no le cuento nada si a un pobretón desesperado le presentan la teología de la prosperidad y le montan shows taumatúrgicos. De todas formas, le noto un pelín anti-ecuménico. No está bien meter a los evangélicos en el mismo saco de la new-age y el ocultismo. Por cierto, aquellos tienden a predicar una fe en la que la sana doctrina -la suya, claro-, tiene un papel destacado. Pero le vuelvo a pedir que se lea lo que dijo san Pablo. Puede que estemos en ese tiempo en que multitud de bautizados no admiten la verdad y se van a buscar otras cosas. Pero no pretenderá que la Iglesia monte una sección de gurús, brujos, echadores de cartas y telepredicadores modelo Benny Hinn para atraerles, ¿verdad?.
7. En el plano moral y ético, los dictámenes del Magisterio, repetidos a la saciedad, sobre el matrimonio, la contracepción, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, los divorciados vueltos a casar, etcétera, no afectan ya a nadie y sólo producen dejadez e indiferencia. Todos estos problemas morales y pastorales merecen algo más que declaraciones categóricas. Necesitan un tratamiento pastoral, sociológico, psicológico, humano… en una línea más evangélica.
Ajá. O sea, como el mundo no acepta la verdad, adaptémonos al mundo para que nos haga caso. Si Cristo dice que quien se divorcia y se vuelva a casar es un adúltero, da lo mismo. No digamos que el aborto es un crimen, que a muchos eso les molesta. Si la Revelación dice que la práctica de la homosexualidad es incompatible con la salvación, cambiemos la Revelación para que diga otra cosa y los gays y lesbianas vivan con la conciencia tranquila.
8. La Iglesia católica, que ha sido la gran educadora de Europa durante siglos, parece olvidar que esta Europa ha llegado a la madurez. Nuestra Europa adulta no quiere ser tratada como menor de edad. El estilo paternalista de una Iglesia “Mater et Magistra” está definitivamente desfasado y ya no sirve hoy. Los cristianos han aprendido a pensar por sí mismos y no están dispuestos a tragarse cualquier cosa.
so, diga usted que sí. La Europa que se está entregando al ateísmo, al agnosticismo, al indiferentismo religioso, a la cultura de la muerte es una Europa adulta. La Iglesia, calladita, que eso de ser madre y maestra es cosa del pasado. Los cristianos ahora piensan por sí mismos. Antes no. Ahora sí.
9. Las naciones más católicas de antes -Francia, “primogénita de la Iglesia” o el Canadá francés ultracatólico- han dado un giro de 180º y han caído en el ateísmo, el anticlericalismo, el agnosticismo, la indiferencia. En el caso de otras naciones europeas, el proceso está en marcha. Se puede constatar que cuanto más dominado y protegido por la Iglesia ha estado un pueblo en el pasado, más fuerte es la reacción contra ella.
Claro, al fin y al cabo esa Europa, como bien dice usted, “ha madurado". Ya no se deja “atrapar” por el yugo de la Iglesia, por el yugo de Cristo. Ahora se entrega a otros yugos. El siglo pasado se entregó al yugo del nazismo y del comunismo. Hoy al yugo de la idea de que se vive mejor sin Dios, sin ley moral de origen divino, etc. El “Imagine” de Lennon es una realidad. ¿De qué se extraña?.
10. El diálogo con las demás iglesias y religiones está en preocupante retroceso hoy. Los grandes progresos realizados desde hace medio siglo están en entredicho en este momento.
Si lo que dice es que es poco probable que se repita lo de Asís, pues sí, tiene razón. Lo cual a mí no me causa ninguna pena.
Frente a esta constatación casi demoledora, la reacción de la iglesia es doble:
- Tiende a minimizar la gravedad de la situación y a consolarse constatando cierto repunte en su facción más tradicional y en los países del tercer mundo.
- Apela a la confianza en el Señor, que la ha sostenido durante veinte siglos y será muy capaz de ayudarla a superar esta nueva crisis, como lo ha hecho con las precedentes. ¿Acaso no tiene promesas de vida eterna?
Le doy la razón en que desde la Iglesia se tiende a minimizar la gravedad de la situación. Se pretende seguir llamando católicos a países que no lo son. Lo del consuelo ante el repunte de su facción más tradicional y en los países del tercer mundo, pues es lógico. Y lo de confiar en el Señor, me parece que es una de las señas del cristiano. Si quiere nos ponemos a llorar ante los “brotes verdes” que apuntan a una posible primavera.
A esto respondo:
- No es apoyándose en el pasado ni recogiendo sus migajas como se resolverán los problemas de hoy y de mañana.
A eso le respondo yo con la Escritura:
«Así dice Yahvé: Haced alto en los caminos y ved, preguntad por las sendas antiguas: ¿Es ésta la senda buena?. Pues seguidla y hallaréis reposo para vuestras almas. Pero dijeron: “No la seguiremos”» (Jeremías 6,16).
¿Qué?, ¿cómo se le queda el cuerpo?. Dios pide a su pueblo, que se ha revelado contra Él, que mire atrás, al pasado, que vuelva a las sendas antiguas, a cuando era un pueblo fiel. Y ¿qué respondió el pueblo?. Lo mismito que usted: “No la seguiremos". Usted es el falso profeta que pretende llevar a la Iglesia de Cristo por el camino opuesto al marcado por Dios. Usted es la respuesta errónea a la pregunta adecuada.
- La aparente vitalidad de las Iglesias del tercer mundo es equívoca. Según parece, estas nuevas Iglesias atravesarán pronto o tarde por las mismas crisis que ha conocido la vieja cristiandad europea.
Dependerá en gran medida de lo que hagan los cristianos de esas iglesias. Si siguen el ejemplo de sus “hermanos” europeos, que se han entregado mayoritariamente en manos de los falsos profetas como usted, es posible que sufran crisis parecidas. De hecho, lo que la Santa Sede debería de abordar con urgencia es la tarea de librar a las Iglesias del tercer mundo de la nefasta influencia de aquellas órdenes religiosas que, como la suya, han contribuido a la secularización interna del catolicismo europeo. Que no dejen a los hermanos más pequeños en manos de los que nos han secuestrado la fe en Europa. Ese es el clamor que un verdadero católico debe alzar ante el Papa. La Iglesia debe de entregar a las iglesias locales del tercer mundo en manos de aquellos movimientos que sí son fieles a la fe católica.
- La Modernidad es irreversible y por haberlo olvidado es por lo que la Iglesia se encuentra hoy en semejante crisis. El Vaticano II intentó recuperar cuatro siglos de retraso, pero se tiene la impresión que la Iglesia está cerrando lentamente las puertas que se abrieron entonces, y tentada de volverse hacia Trento y Vaticano I, más que hacia Vaticano III. Recordemos la declaración de Juan Pablo II tantas veces repetida: “No hay alternativa al Vaticano II".
La Modernidad es irreversible. Esa sentencia le describe perfectamente. Usted cree que esto no tiene vuelta atrás. Pero mire, torres más altas han caído. Hace 35 años nadie pensaba que el Muro de Berlín sería historia. Y cayó. El Imperio romano parecía invencible y eterno. Y cayó. Por caer, cayo hasta la Cristiandad, así que ya me dirá usted. Nada es irreversible. Todo es mudable si el hombre está por medio. Lo que no cambia es Dios, su Revelación y la necesidad de que su Iglesia sea fiel y testigo de la misma. Trento, concilio que usted desprecia, sigue siendo una obra maestra de la doctrina católica. El Vaticano II ha de interpretarse en el seno de una tradición que usted detesta, pero que forma parte de la esencia misma del catolicismo. Usted lo que quiere es una Iglesia arrodillada ante el Baal de la Modernidad, que renuncie a su pasado y se convierta en un decorado más de un Occidente apóstata. Pues mire, va a ser que no.
- ¿Hasta cuándo seguiremos jugando a la política del avestruz y a esconder la cabeza en la arena? ¿Hasta cuándo evitaremos mirar las cosas de frente? ¿Hasta cuándo seguiremos dando la espalda, crispándonos contra toda crítica, en lugar de ver ahí una oportunidad de renovación? ¿Hasta cuándo continuaremos posponiendo ad calendas graecas una reforma que se impone y que se ha abandonado demasiado tiempo?
Eso, ¿hasta cuándo no reconoceremos que hay un cisma espantoso en la Iglesia, del cual usted es uno de sus exponentes más claros?, ¿hasta cuándo no haremos caso a Dios y volveremos a las sendas antiguas?, ¿hasta cuándo pospondremos una verdadera reforma que ponga fin al error, a la secularización interna, a la rebeldía contra el magisterio de la Iglesia?, ¿hasta cuándo seguiremos sin hacer caso a los apóstoles, que ordenaron de forma clara y rotunda que la Iglesia se deshiciera de los falsos maestros, de sus falsos profetas?, ¿hasta cuándo tendremos que soportar que en la iglesia haya sacerdotes y jesuitas como usted?, ¿hasta cuándo?.
- Sólo mirando decididamente hacia delante y no hacia atrás la Iglesia cumplirá su misión de ser “luz del mundo, sal de la tierra, levadura en la pasta". Sin embargo, lo que constatamos desgraciadamente hoy es que la Iglesia está en la cola de nuestra época, después de haber sido la locomotora durante siglos.
Usted se contradice. Reconoce que la Iglesia ha sido la locomotora durante siglos. Pero pretende que cambie su forma de ser. ¿Pretende acaso que la locomotora se salga de sus raíles porque a muchos vagones les ha dado la locura de ir por la vía muerta que lleva al abismo?. El pastor sale en busca de la oveja perdida para devolverla al rebaño, ¿acaso usted pretende que una vez que la encuentre se quede con ella y deje atrás a las fieles?. El buen padre se alegró del regreso del hijo pródigo, ¿acaso usted pide que se vaya con el hijo de farra y de juerga por los caminos de perdición?.
- Repito lo que decía al principio de esta carta: “¡SON MENOS CINCO!” -¡fünf vor zwölf!- La Historia no espera, sobre todo en nuestra época, en que el ritmo se embala y se acelera?
Cierto. Es hora de actuar. El mal se ha propagado con rapidez. Propaguemos el bien. Internet es una buena herramienta para ello. No tiene sentido que la burocracia eclesial vaya a ritmo del siglo XX cuando estamos en el siglo XXI. Por tanto, acelérense las reformas encaminadas a poner fin a las raíces de amargura y de secularización interna, que son las fuentes de la crisis que hoy sufrimos.
- Toda operación comercial que constata un déficit o disfunción se reconsidera inmediatamente, se reúne a expertos, intenta recuperarse, se movilizan todas sus energías para superar la crisis.
- ¿Por qué la Iglesia no hace otro tanto? ¿Por qué no moviliza a todas sus fuerzas vivas para un aggiornamento radical? ¿Por qué?
Eso, ¿a qué esperamos?. Necesitamos visitas apostólicas por doquier. Necesitamos limpieza de cátedras y seminarios infectados del liberalismo teológico. Urge dedicar el tiempo que sea menester a despejar el aire de la Iglesia, contaminado por el humo de Satanás que representan sacerdotes como el padre Boulad. Una Iglesia enferma no puede ser luz del mundo. Una Iglesia donde la herejía y los abusos litúrgicos permanecen, está atada de pies y manos para ser mártir (testigo) de la verdad. Es necesario movilizar a pastores y fieles para acabar con el cáncer que nos ha postrado en un catre de muerte.
Eso, ¿a qué esperamos?. Necesitamos visitas apostólicas por doquier. Necesitamos limpieza de cátedras y seminarios infectados del liberalismo teológico. Urge dedicar el tiempo que sea menester a despejar el aire de la Iglesia, contaminado por el humo de Satanás que representan sacerdotes como el padre Boulad. Una Iglesia enferma no puede ser luz del mundo. Una Iglesia donde la herejía y los abusos litúrgicos permanecen, está atada de pies y manos para ser mártir (testigo) de la verdad. Es necesario movilizar a pastores y fieles para acabar con el cáncer que nos ha postrado en un catre de muerte.
- ¿Por pereza, dejadez, orgullo, falta de imaginación, de creatividad, quietismo culpable, en la esperanza de que el Señor se las arreglará y que la Iglesia ha conocido otras crisis en el pasado?
- Cristo, en el Evangelio, nos pone en guardia: “Los hijos de las tinieblas gestionan mucho mejor sus asuntos que los hijos de la luz…”
Habla Balaam. Desde la infidelidad, señala la verdad. Ha habido, y hay, pereza, dejadez, quietismo culpable, cobardía a la hora de enfrentarse a la crisis. Los hijos de la mentira, de la falsa doctrina, se organizan mejor que los hijos de la luz. Debemos revertir esa situación.
ENTONCES, QUÉ HACER?… La Iglesia tiene hoy una necesidad imperiosa y urgente de una TRIPLE REFORMA:
1. Una reforma teológica y catequética para repensar la fe y reformularla de modo coherente para nuestros contemporáneos.
Volvamos a los padres de la Iglesia. Volvamos a los doctores de la Iglesia. Volvamos a los grandes concilios. Volvamos al camino de los santos. Volvamos a la santidad preconizada por los verdaderos reformadores de la Iglesia. Volvamos, insisto, a las sendas antiguas, para sacar de ellas vida y dirección para andar por la nueva senda que el Señor nos ofrece. Volvamos a cruzar la puerta estrecha. Abandonemos la tentación de la puerta ancha. Volvamos a ser católicos con todas sus consecuencias. No diluyamos nuestra identidad en la del mundo. No dejemos que el mundo sea nuestra sal y nuestra luz. Eduquemos a los fieles en los fundamentos de la fe. Hagamos catequesis de verdad y no ejercicios de buenismo pelagiano.
Una fe que ya no significa nada, que no da sentido a la existencia, no es más que un adorno, una superestructura inútil que cae de sí misma. Es el caso actual.
Usted no tiene fe católica. La fe de nuestros padres le parece un adorno. La Iglesia le parece un gran mamotreto inútil y sin sentido. Déjenos en paz los que creemos que la fe católica es el sentido de nuestras vidas, los que profesamos la doctrina sobre la Iglesia que tan brillantemente fue expuesta por el Concilio Vaticano II en la Lumen Gentium.
2. Una reforma pastoral para repensar de cabo a rabo las estructuras heredadas del pasado.
3. Una reforma espiritual para revitalizar la mística y repensar los sacramentos con vistas a darles una dimensión existencial, a articularlos con la vida.
Sí, hay que repensar de cabo a rabo algunas estructuras del pasado. Por ejemplo, no creo que tenga mucho sentido que se mantenga el nivel actual de independencia de las órdenes religiosas respecto de la autoridad episcopal ordinaria, salvedad hecha de la de Roma. Quizás en el futuro, cuando dichas órdenes vuelvan a ser fieles al carisma de sus fundadores, se pueda recuperar lo que hoy creo urgente eliminar.
Respecto a los sacramentos, celebrémolos con dignidad. Ayudemos al pueblo a alimentarse de la gracia que emana de ellos, no convirtiéndolos en meros símbolos.
Tendría mucho que decir sobre esto. La Iglesia de hoy es demasiado formal, demasiado formalista. Se tiene la impresión de que la institución asfixia el carisma y que lo que finalmente cuenta es una estabilidad puramente exterior, una honestidad superficial, cierta fachada. ¿No corremos el riesgo de que un día Jesús nos trate de “sepulcros blanqueados"?
No, hoy corremos el riesgo de que Cristo nos diga:
“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca” (Ap 2, 14-16).
Y que también nos diga:
“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras” (Ap 2, 20-23).
¿Te tengo que decir, cura rebelde, quién sostiene hoy la doctrina de Balaam, la de los nicolaítas?, ¿no ves que Occidente se ha convertido hoy en la Jezabel que no quiere arrepentirse de su fornicación con la cultura de la muerte?.
Para terminar, sugiero la convocatoria de un sínodo general a nivel de la iglesia universal, en el que participaran todos los cristianos -católicos y otros- para examinar con toda franqueza y claridad los puntos señalados más arriba y los que se propusieran. Tal sínodo, que duraría tres años, se terminaría con una asamblea general -evitemos el término “concilio"- que sintetizara los resultados de esta investigación y sacara de ahí las conclusiones.
Termino, Santo Padre, pidiéndole perdón por mi franqueza y audacia y solicito vuestra paternal bendición. Permítame también decirle que vivo estos días en su compañía, gracias a su extraordinario libro “Jesús de Nazareth", que es objeto de mi lectura espiritual y de meditación cotidiana.
Yerra usted, reformador de la muerte, al proponer un sínodo que sirva para encarnar eclesialmente tu error y tu falsedad. Si hoy hiciera falta un concilio, sería para plantar cara de nuevo a los que han partido la Iglesia en pedazos, llevando a muchos fieles por el camino del error. No pida perdón por ser franco. Pida perdón por apartarse de la verdad y pretender llevar a otros por el camino de la mentira. Sólo si se arrepiente recibirá la bendición, no ya del Papa, sino de Dios Todopoderoso. Mientras tanto, digo con San Pablo: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gal 1, 9).
Luis Fernando Pérez *,
Seglar católico
* Luis Fernando es laico, casado y padre de tres hijos, pionero en la apologética hispana en internet, destacado blogger, ha participado en diversas iniciativas digitales. Fue el primer director de Religión en Libertad y en la actualidad es director de InfoCatólica. Si quieres contactarlo puedes escribirle a luisfernando.perez@infocatolica.com.
* * *
Comentario: Esta carta del jesuita egipcio, que circula por ámbitos eclesiales, además tiene muchos otros defectos. Al menos señalaré tres:
1) Miente Boulard cuando dice que «Un sacerdote y religioso alemán que encontré recientemente me decía que la palabra "mística" no estaba mencionada ni una sola vez en "El nuevo Catecismo". No lo podía creer. Hemos de constatar que nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática y se dirige muy poco al corazón y al cuerpo».
Antes de escribir semejante cosa, como sacerdote "católico" que se manifiesta "preocupado" por la Iglesia -tan preocupado que le manda una carta abierta al Papa-, al menos debería leer el Catecismo, que dedica un número entero a explicar el tema de la mística. En el número 2014 dice: «El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama "mística", porque participa en el misterio de Cristo mediante los sacramentos -"los santos misterios"- y, en él, en el misterio de la Santa Trinidad. Dios nos llama a todos a esta unión íntima con él, aunque gracias especiales o signos extraordinarios de esta vida mística sean concedidos solamente a algunos para así manifestar el don gratuito hecho a todos».
En el original en Alemán del Catecismo, el que leyó su amigo, también sale la palabra mística: «Der geistliche Fortschritt strebt nach immer innigerer Vereinigung mit Christus. Diese Vereinigung wird "mystisch" genannt, weil sie durch die Sakramente - "die heiligen Mysterien" - am Mysterium Christi teilhat und in Christus am Mysterium der heiligsten Dreifaltigkeit. Gott beruft uns alle zu dieser innigen Vereinigung mit ihm. Besondere Gnaden oder außerordentliche Zeichen dieses mystischen Lebens werden nur Einzelnen gewährt, um die uns allen geschenkte Gnade sichtbar zu machen».
Tal vez ahora Boulard lo esté leyendo y es por eso que no ha escrito más.
2) Ya vemos adonde vamos con los consejos del P. Boulard: cambios, reformas, propuestas... que si hay que hacer esto o aquello... reformar, para luego reformar... para volver a reformar. Sin embargo, más que nosotros reformar la Iglesia, deberíamos dejarnos reformar por ella.
Miremos hacia los países que entraron por esta variante del "boulardianismo"... o digamos más claramente, "progresismo" o también "modernismo", por ejemplo, Holanda. Un país católico, lleno de vida, que enviaba misioneros a todo el mundo (aún quedan en Argentina los de esa generación)... Hoy la fe católica allí ha quedado reducida a un puñado de fieles, casi sin vida y con sus templos hechos museos. ¿Es esto lo que queremos para nuestra Iglesia Católica, la única Iglesia que fundó Jesús, la Iglesia verdadera?.
Pero claro, nuestro "Reformador" dice: «No es apoyándose en el pasado ni recogiendo sus migajas como se resolverán los problemas de hoy y de mañana». ¿Y qué es eso de "migajas del pasado"?. La Tradición no son migajas. En el pasado está Jesucristo y los Apóstoles, que deben custodiar el depósito de la fe hasta que Él regrese.
3) Cada tanto algunos, como ya no saben que decir, reflotan el pasquín y le actualizan la fecha. Tiran del archivo para sorprender... y que muchos digan: ¡ooooohhhhh!.
La última "edición" que hemos visto dando vueltas por correo electrónico es del 2009. Y también hay de otros años. Pero el original, que es del año 2007, lo pueden ver en el siguiente enlace: http://www.culture-et-foi.com/critique/henri_boulad.htm
Sin embargo, nada nuevo hay bajo el sol. Las herejías siempre se repiten. Por eso debemos evitar caer en subjetivismos que solamente nos conducen por la senda del relativismo y de las conveniencias personales. A la vista está que para los progresistas el Papa no es más que un "representante" del pueblo católico que debe seguir los "dictámenes democráticos", antes que las inspiraciones del Espíritu Santo. Por favor: liberémonos de una vez por todas de estas interpretaciones "bienintencionadas".
Es necesaria una urgente depuración de herejias modernistas y neoprotestantes, que lamentablemente se divulgan como reguero de pólvora. Mucha gente es engañada así en su buena fe. Lo que demuestra que en la Iglesia "sobran las propuestas" y hace falta seguir fieles a la Tradición, Escritura y Magisterio infalible.
La carta del padre Boulad la entendí de una forma totalmente ortodoxa, y su deseo de la mistica es como el del padre Royo Marín, que se dé teología de la perfección en todos los ámbitos.. él no se refiere a cambiar terminos de palabras sino a darles más vida eterna. El simplemente señala una enfermedad en el cuerpo Místico de Cristo... la carta del Padre Boulad me consoló mucho, pues hay más gente que ve el peligro en que estamos... y es como dice el pare Arintero esperto en mística, con la predicación de la deificación del alma que volveremos a tener muchos santos y mártires...
ResponderEliminarNo puedo expresar mi interior en unas palabras sólo sé que una respuesta tan agresiva no es justa, elpadre Boulad no lleva esas intenciones que se le achacan...
Atte. una laica consagrada.
En primer lugar respeto como el que más la carta del padre Henri Boulad, a la que considero una contribución valiosa, pues mas allá de la discrepancia o apoyo que pueda producir, sin lugar a dudas aborda elementos que llaman a la reflexión; ahora bien, dentro de este tipo de contribuciones y con los mismos elementos, cito el contenido, mucho más profundo, más desarrollado y más esperanzador, del libro del cardenal Martini, también jesuita: “Coloquios nocturnos en Jerusalén”. Les invito a repasar este libro. No lo terminarán alarmados y con ganas de echar la culpa a alguien, sino con la certeza de que estamos caminando y de que hay que regresarse a ver a uno mismo.
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Estimados Ana Hernández y Anónimo:
ResponderEliminarGracias por sus comentarios.
La idea es pensar... y en lo posible pensar bien, en comunión con el Magisterio de la Santa Madre Iglesia, "columna y fundamento de la Verdad" como dice la Sagrada Escritura.
Anónimo: sobre el libro de Carlo M. Martini te dejo el siguiente enlace (que podés visitar) donde el Dr. Alberto Caturelli analiza lo que allí se plantea:
http://multiespacioelcamino.blogspot.com/2009/03/proposito-del-libro-del-cardenal-carlo.html
Buena Cuaresma y feliz Pascua de Resurección.
Atte.
Cristian
Estimado Cristian, gracias por tus palabras que las considero llenas de buen propósito. Mira: no había conocido el trabajo de Alberto Caturelli sobre el libro de marras. En el caso de mi lectura, no solo que no quedé esquilmado y abatido, y menos aún atropellado, sino como señalo en mi primer comentario: "con la certeza de que estamos caminando y de que hay que regresarse a ver a uno mismo", es decir, lleno de esperanza cristiana y conciente de que la doctrina de Cristo y el crecimiento de su Iglesia, también dependen de mi comportamiento. Como ves, creo que me diferencio de Caturelli, en el sentido de que no leí el libro en reposo y a la defensiva, sino caminando y viendo el mundo. Sin ánimo de confrontar, tienes un amigo en Cristo. Cristóbal
ResponderEliminarEstimado Cristóbal:
ResponderEliminarGracias por tus palabras que las noto sinceras. Yo tampoco tengo ánimo de confrontar.
El texto del Dr. Caturelli (sobre Martini) o este de Pérez Bustamante (sobre Boulard) tienen el valor de advertirnos sobre ciertas desviaciones doctrinales que pienso que como cristianos debemos tratar de descubrir para no caer en el error.
También Mons. Aguer ha dejado un comentario sobre el libro del Card. Martini. Lo podés ver en la siguiente dirección:
http://clavesparaunmundomejor.blogspot.com/2008/11/reflexion-de-mons-hector-aguer-defensa.html
Es indudable, como bien decís, que el comportamiento de cada uno es fundamental: "Hay que regresarse a ver a uno mismo".
Nuevamente te deseo una feliz Pascua de Resurección.
En el Señor.
Cristian
Fenomenal el artículo ... muy claro y bastante potente.
ResponderEliminarMe ayudó a repensar esto, que ya lo había recibido por e-mail... que al principio me había parecido estupendo, pero a la luz de esto... he cambiado de parecer.
Gracias por ayudarnos en la fe.
Gracias por este apostolado católico tan necesario hoy.
Los felicito!"
Gabriel